Los Niveles de las Clases

El yoga nos trae al momento presente, el único lugar donde la vida existe.

Cuando buscamos un espacio de práctica del Hatha Yoga, es muy habitual que encontremos las clases clasificadas por niveles, normalmente en las categorías de Iniciación, Multinivel, Intermedio y Avanzado. Es por ello perfectamente normal que surja la duda de a cuál de ellos pertenecemos o, más pertinente aun, en cuál de estos niveles debemos practicar para obtener los mayores beneficios.

Calidad y nivel ¿iguales o diferentes?
Para aclarar estas dudas, las preguntas que debemos intentar respondernos son, en primer lugar, qué determina la calidad de nuestra práctica individual y, en segundo lugar, cómo se correlaciona la calidad de nuestra práctica con los niveles de las clases.

En primer lugar, en cuanto a la práctica individual, debemos siempre tener muy presente que el Hatha Yoga no es una disciplina física y que el acondicionamiento físico es sólo un beneficio secundario, y nunca un objetivo. La práctica del Hatha Yoga constituye una disciplina holística, y por ello considera importante el bienestar del cuerpo físico, pero su centro de gravedad es el desarrollo de una presencia consciente en todos los planos de nuestra experiencia, por ello, sus alcances van mucho más allá del desarrollo de capacidades físicas.

Por ello, una buena práctica del Hatha Yoga siempre debe tener en cuenta dos aspectos fundamentales: el primero es que cada cuerpo tiene un conjunto de predisposiciones y una historia, los que pueden determinar diferentes grados de facilidad, dificultad o incluso imposibilidad de realizar cierta o ciertas posturas. El segundo aspecto es que toda la sabiduría del Hatha Yoga está contenida en cada una de sus posturas, y por ello, la práctica profunda de asanas en apariencia sencillas, de bajo nivel de exigencia física, puede ser una práctica muy completa y de alto nivel, y suele ser muy superior a la práctica superficial de asanas complicadas o que, simplemente, estén fuera de los límites que nos permiten ese conjunto de posibilidades y nuestra historia corporales.

¿Ser más flexible es ser más Yogi?
Al no saber diferenciar claramente la calidad de la intensidad en la práctica, es habitual caer en el engaño de que existen sencillas y asequibles “posturas de iniciación”, en oposición a “posturas avanzadas” que demandan altos niveles de fuerza y flexibilidad físicas, y que los beneficios de la práctica sólo están al alcance de quien puede practicar las posturas avanzadas. Esta visión constituye un grave error que puede afectar seriamente la calidad de nuestra práctica, ya que, una práctica así concebida puede alejarnos de sus beneficios, dar lugar a frustraciones e incluso lesiones.

El desafío: encontrar la calidad en la intensidad adecuada
Una vez comprendido esto, debemos saber que el nivel de las clases se corresponde con diferentes grados de exigencia física planteado por las posturas y secuencias, y el objetivo es encontrar el nivel adecuado de intensidad que nos permita desarrollar una práctica de alta calidad.

Desde nuestra visión holística de la práctica del Hatha Yoga, asumimos el compromiso de promover una práctica de alta calidad en todas nuestras clases. Independientemente de su nivel o, más correctamente, de su grado de exigencia física, nuestras sesiones están siempre diseñadas para realizar un trabajo corporal completo y equilibrado, enfocadas a usar cada postura como un espacio de experimentación en las sensaciones corporales, para desarrollar una presencia consciente que, desde el cuerpo y sus sensaciones, se expanda a todos los planos de nuestra experiencia: de esta forma podremos ver con claridad cómo nos sentimos y comprender nuestras fortalezas, nuestro potencial, nuestras resistencias y nuestras limitaciones. Una práctica que cumple con estos requisitos de calidad es una práctica fructífera y transformadora, independientemente de su nivel de intensidad.

Nivel Iniciación: las bases de la calidad de la práctica
Teniendo esto presente, en nuestros cursos de Iniciación intentamos poner a disposición del practicante las tres herramientas con las que construir una práctica sólida y bien fundamentada, esto es, el encuentro de la presencia consciente en el cuerpo y la respiración, el desarrollo y la estabilización de esta presencia consciente y el conocimiento de los fundamentos de la alineación de las posturas. Adicionalmente, enseñamos al practicante a encontrar la variante de cada postura que sea de su mayor beneficio y a realizar adaptaciones si su cuerpo las requiere.

Los otros niveles
Una vez alcanzado el dominio de estas herramientas, los grupos de Multinivel, Intermedio I y II, plantean espacios de diferentes intensidades físicas para emplearlas. Como cada cuerpo es un universo, sus predisposiciones y fortalezas bien podrán extenderse a algunos aspectos de la práctica: ciertos tipos de posturas se nos darán con facilidad, mientras que otros se nos resistirán. Aquí es donde resultan fundamentales las bases de nuestra práctica: en primer lugar, una presencia consciente estable para reconocer en cada postura el grado de exigencia que nos genera beneficios, nos enriquece y nos permite progresar, sabiendo que ir más allá sólo generará un combate infructuoso entre el ego y el cuerpo; en segundo lugar, el conocimiento de las adaptaciones que nuestro cuerpo puede requerir para cada postura.

¿Yoga para el cuerpo o contra el cuerpo?
Otro error habitual es considerar al cuerpo como una máquina de capacidades constantes, ignorando así la autoescucha que nos permite reconocer que la variante de una postura que fue de nuestro beneficio ayer, puede no serlo hoy. Solo la estabilidad de la presencia consciente en el cuerpo nos permite reconocer qué grado de intensidad es bueno para el cuerpo en cada momento. Si dejamos que el “piloto automático” o el ego tomen el control, entonces acabaremos realizando una práctica desconectada de la realidad y las necesidades de nuestro cuerpo.

Reconociendo que una práctica de baja calidad somete al cuerpo sus exigencias, mientras que una de alta calidad sabe adaptarse a la realidad de nuestro cuerpo, debemos ser plenamente conscientes de que esta disyuntiva se nos plantea a cada instante en nuestra práctica: escuchando con atención y ecuanimidad a nuestro cuerpo para construir la variante de la postura que nuestro cuerpo necesita, durante el tiempo que nos sea provechoso, ni una respiración más. Si practicamos desde el ego y las falsas expectativas, nuestro cuerpo sufrirá las sesiones, mientras que, si lo hacemos desde la presencia consciente que atiende a fortalezas y debilidades con ecuanimidad, cada sesión será un diálogo enriquecedor y transformador con nuestro cuerpo.

La Meta: construir MI espacio de práctica
Por todo esto, en Bhavana Yoga dedicamos todos nuestros esfuerzos a desarrollar la capacidad de nuestros practicantes de personalizar los espacios de práctica que les ofrecemos en nuestras clases, adaptándolos tanto a su realidad corporal como a las necesidades puntuales que pudieran expresarse en un momento concreto. Un paso muy importante para integrar al Yoga en nuestra vida es aprender a transformar LA práctica genérica planteada en una sesión en NUESTRA práctica, personal y única, que refleja nuestro auténtico estado y nos permite crecer y evolucionar.

Por supuesto, en todo momento cuentas con nuestra experiencia para asesorarte sobre cuál de nuestros grupos puede ser el más adecuado para ti. Finalmente, exponemos en formato Pregunta-Respuesta las dudas más representativas y significativas sobre el nivel de las clases que nos han planteado algunos practicantes a lo largo de nuestra trayectoria.


P: Tengo tal o cual lesión, ¿eso significa que nunca podré pasar de los niveles inferiores?
R: Esto no es necesariamente cierto. Al iniciarte en tu práctica, te enseñaremos las adaptaciones a realizar en cada tipo de posturas, de acuerdo a tu condición, de tal manera que puedas ir progresando de forma orgánica en la práctica física, siempre atendiendo a las necesidades planteadas por tu lesión.

P: ¿Debo sentir que mi práctica está estancada si permanezco varios años en el mismo nivel?
R: ¡En absoluto! Una vez que has encontrado el nivel de intensidad física que a tu cuerpo le sienta bien, es mucho más provechoso dedicarte a profundizar en la calidad de tu práctica, explorando los aspectos sutiles de la postura en los sistemas respiratorio y energético, que dedicar esfuerzos a obtener niveles de fuerza o flexibilidad que tu cuerpo no necesite para satisfacer de forma adecuada y saludable tus necesidades cotidianas.

P: ¿Está mal retroceder de nivel?
R: Definitivamente no. Hay multitud de razones por las que puede ser provechoso y conveniente reducir la exigencia física de tu práctica; desde eventos ajenos a nuestra voluntad como lesiones o patologías, hasta factores de planeación de una vida saludable como destinar recursos a la preparación de exámenes, atender a cambios en las dinámicas de la vida cotidiana, entre tantos otros. Es en estos momentos en los que se pone a prueba nuestra capacidad para aplicar las enseñanzas de lo practicado en la esterilla. ¿somos capaces de ver de forma ecuánime y amplia nuestra realidad, y atender a sus necesidades? ¿podemos adaptar las demandas de nuestra práctica no sólo al nivel de cansancio físico cotidiano, sino al conjunto complejo de variables que conforman nuestro espacio vital y relacional? En estos casos, muchas veces un pequeño paso atrás en la intensidad representa un enorme paso adelante en la calidad de nuestra práctica y en su integración a nuestra experiencia vital en su totalidad.

P: ¿Es obligatorio pasar por todos los niveles?
R: Estrictamente, el único nivel de paso obligado es el de Iniciación. Por el carácter holístico de la práctica del Hatha Yoga, es imprescindible desarrollar las herramientas de calidad de la práctica para poder acceder a sus beneficios. ¿qué significa esto? Que si ya cuentas con experiencia previa en la práctica y conoces las herramientas, puedes explorar con libertad los niveles en función de tus necesidades, mientras que si estás acercándote a la práctica por primera vez, es muy recomendable que comiences por el curso de Iniciación, en donde se hace especial hincapié en la adquisición y el uso de estas herramientas.

P: ¿Es necesario estar un curso completo para pasar de nivel?
R: De ningún modo. En el nivel de Iniciación, una vez desarrollada y estabilizada la presencia consciente en el cuerpo, y adquiridos los conocimientos de alineación y adaptaciones en las posturas, ya puedes pasar a explorar los otros niveles de las clases. Cada uno de nosotros es un universo rico y complejo, por lo que este proceso puede desarrollarse entre los extremos de unas pocas semanas en algunos casos, o en un curso o más tiempo en otros. Debemos aprender a dejar de lado las expectativas que nos transfiere nuestro ego, en forma de la creencia de que más rápido es mejor, y permitir que el proceso de maduración de nuestra práctica se desarrolle orgánicamente. ¡Recuerda que de él dependerá la calidad de tu práctica! En cuanto a los restantes niveles, puedes pasar todo el tiempo que creas conveniente en el que consideres tu nivel adecuado o, mejor aún, moverte a través de ellos con total libertad, atendiendo a los cambios en tu realidad y tus posibilidades.

Si aun te quedaran dudas sobre el nivel adecuado para desarrollar tu práctica, o si tuvieras alguna pregunta concreta, puedes contactarnos y hacérnosla llegar. Será un placer responderte.

Namasté,
Ana y Marcelo

Inhala el futuro, exhala el pasado, y siempre respira el ahora